jueves, 7 de marzo de 2013

Recuerdos de una infancia


Recuerdos  de una infancia...

…..recuerdo aquella  calle, en la que el bullicio  en sus horas punta hacia acto de presencia, sus personajes danzando sobre ella, algunos  de ellos  luciendo  sus típicas chilabas, aquellos burros en fila, uno detrás de otro, con sus espuertas de alpaca a lomos  cargadas de ladrillos con destino a alguna obra, aquella muralla blanca que dividía la calle del cementerio, las ventanas bajas con sus hojas de madera, aquellas rejas robustas de hierro y en un lugar de la misma,  un pórtico sombrío, con arco de medio punto y
que daba paso al patio, ese patio, que aún hoy día después de algunos años,  tantos recuerdos me trae.
Aquella escalera empinada que subía a casa de Carlos, la casa de Blasinda y más en su interior la casa de mis tíos. Aún recuerdo a mi tío alto y huesudo, especialmente las muñecas de las manos, de la que siempre nos decía que el hueso que allí se alojaba era de una aceituna que se había tragado, rostro enjuto con gafas de pasta y peinado hacia atrás, cruzando el patio camino a su taller  donde , parece que lo estoy viendo, tantas horas dedicaba a sus pájaros y en la confección  de sus jaulitas, más de una vez me puso a lijar palitos para  mantenerme entretenido, yo siempre le preguntaba.- tito así esta bien.- a lo que el me respondía algo que nunca llegue  a entender.- sigue, sigue  hasta que huela a ajo.- . Aquellas dos perras de color negro y canela y que tantas veces tuvieron que soportar mi peso, que no era mucho por cierto, pues mi menudencia era palpable  en aquellos años, sobre sus lomos cuando mi padre me subía  en ellas a horcajadas como si  fuesen caballos.
A mi tía en la cocina, con su nevera de madera, casi artesanal, que enfriaba gracias a  aquella barra de hielo que en su interior  alojaba. Mi abuela, mayor, anciana vestida de negro con la que por desgracia, tan poco tiempo coincidimos en este mundo, la vida no me dio la  oportunidad de conocerla. Mi hermano mayor  en aquella habitación con sus paredes empapeladas con  póster  de personajes  de su deporte favorito, el futbol y
a ratos,  escopeta en mano  corriendo detrás de los pajaritos para convertirlos  en su presa de caza o falta de pájaro, cualquier lata le venia bien,  aquel aljibe, encalado de blanco en el centro del patio, en el que mi hermano menor y yo tanto tiempo pasábamos subidos en el  pendiente de los gatos  que por allí pululaban, nosotros, a falta de escopeta nos conformábamos con piedras y una fatal puntería………son recuerdos  de mi infancia, que como dijo el poeta “mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla y un huerto claro donde madura el limonero” solo que este no esta en Sevilla  y tampoco tiene limonero madurando en un huerto claro,  pero si son de mi infancia  y de un patio,………mi patio, el de mis hermanos, el de mis padres,  mis tíos…. Nuestro patio.

miércoles, 13 de febrero de 2013


14/02/2013 

….. se miro al espejo y quedo prendada de si misma, ensimismada, se vio
 la más guapa, la más bonita, la más bella, la más buena, el centro del universo,
el ombligo del mundo, la más justa….  la mejor
y allí quedo petrificada  con la mirada fija en su propia imagen.
Pasado el tiempo, un  día  abrió los ojos  y vio delante de si su propia realidad,
los años había dejado en su rostro los surcos y las  arrugas propias de la edad,
quedo aterrada, ya no se veía tan  guapa, tan bonita, tan bella,  ni siquiera tan buena y tan justa, el centro de su universo ya no lo estaba viendo delante de si,
entonces….. la ansiedad la invadió,  el corazón  se le  disparo y salió  en busca de aquellas personas que habían estado a su lado y que también tenían rostro, pero que  ella nunca se los vio, la mirada  en el suyo propio se lo impidió.
Corrió  y corrió en busca de aquellos lugares donde un día  les dejo, pero el tiempo no perdona, aquellas personas ya no estaban, el tiempo para siempre se las llevo….
Calló  derrotada  al suelo, la pena  y el desconsuelo se apodero de ella.

Y entonces  comprendió……..

lunes, 11 de febrero de 2013


Nostalgia de aquellos recuerdos........

Aún recuerdo aquella casa en el casco antiguo de la ciudad, 3ª planta de un edificio ya antiguo y que sus propietarios  se resistían en arreglarlos para así forzar a los inquilinos
a que un día lo dejaran y ellos poder especular con el terreno, allí  vivía mi amigo Ignacio y en la que tantas noches  terminábamos de recogida.
Vivía con el padre, redactor jefe  del periódico de la cuidad, su madre  enfermera  en el centro de salud  de la zona y su tía que se encargaba de la labores propias de una casa, recuerdo su cuarto grande  su toca disco y sus  discos de vinilo  de Tableton, Barón Rojo, Triana, Barricada…. Aquella estantería  llenas de libros , el capital de Carlos Marx, las obras completas del  Che Guevara, la Revolución según Lenin , libros que solo unas cuantas librerías   y solo bajo el mas estricto secreto  y clandestinidad  nos hacían  llegar, su mesa de trabajo  con las viñetas siempre critica  con un régimen dictatorial y  corrupto y que tantos arresto le costo,   lista para enviar  al diario local  y alguna caricatura aún sin terminar de algún encargo recibido, y en el centro una gran cama  donde terminábamos durmiendo  transversalmente  más personas de lo habitual  y así  caber todos en ella, en las ocasiones que contábamos con compañía femenina , andábamos todos como buitres  buscando la posición mas cercana a la presa y así  intentar que esa noche  fuese algo mas que dormir  con cinco melenudos harto de cervezas.
Pero había algo que siempre me llamaba la atención, sobre media mañana, la tía, con el máximo sigilo y respeto pagaba a la puerta y preguntaba.
.- Ignacio, estáis despiertos?
.- Si….
.- Cuantos sois – volvía  a preguntar la tía.
Ignacio, con la voz propia de una noche  movida,  le contestaba el numero de personas que esa noche habíamos pernoctados en aquella habitación,  y ya a esta mujer no se volvía a escuchar asta pasados unos minutos que con el mismo sigilo  y cuidado volvía a golpear la puerta  y nos comunicaba que el desayuno ya estaba listo, al rato abriendo la puerta que daba directamente de la habitación al salón,  aparecíamos  casi todos con melenas , algunos con barba, otros solo con el bigote,   pantalones vaqueros, camisas anchas , pañuelos o bufanda al cuello y casi todos con bolsa de costado… en la mesa grande del salón nos encontrábamos , vaso de leche caliente, cola cao, tostadas, mantequilla , alguna que otra bollería, etc… lo que nunca  había eran preguntas , ni de la madre , la tía, ni siquiera el padre con  ese aspecto mezcla de  duro y bonachón, desayunábamos, nos despedíamos  y asta la próxima noche que el destino nos llevara hasta aquella casa y  aquella familia que tan buena  acogida siempre  nos daban.