sábado, 30 de abril de 2011

Ayer me levante sobre las cuatro...

Ayer me levante sobre las cuatro de la madrugada, me asomé a la ventana y hay algo que siempre me ha fascinado tremendamente, es ver como detrás de muchas ventanas, se deja entrever luz, es algo que puede llegar a ser intrigante a la vez que misterioso. ¿ Que ocurrirá detrás de estas ventanas? , ¿cual será el motivo para que estén levantado a estas horas?, puede que en algunas se estén preparando para ir a trabajar, o quizás acaba de llegar de una larga noche de juerga con algún motivo de celebración, ¿que motivo será ? , estarán desvelados por algún problema , ¿ que problema será ?, abra fallecido algún familiar, algún amigo o quizás hallan terminado de hacer el amor y se han levantado por agua a la nevera , o se están duchando, o simplemente viendo la tele. Que ocurrirá detrás de esta ventana , y detrás de aquella y de la otra, que motivo habrá detrás de todas estas ventanas que se ve luz., alguna mujer llorando como consecuencia del un mal trato, alguna madre llorando por el hijo perdido, algún marido llorando por la mujer fugada , alguna mujer desvelada por la infidelidad de su marido, alguna hija sin sueño por los males de amores de la adolescencia , algún niño sin poder dormir, con el sueño robado por los ojos de una joven. Que ocurrirá.Cuando te levantes de madrugada , desvelado por algún problema, que aquí no vamos a contar, porque si no, como hemos comentado al principio, dejaría de ser algo misterioso y fascinante, sal al balcón y …. amores o desamores , alegrías o desgracias , aventura o desventuras , ¿que mantiene luz en estas ventanas?.



En quella ventana del tercero

En aquella ventana del tercero, se dejaba ver una luz mortecina que dejaba el pasillo sumido en una penumbra, aquella lámpara medio rota, sin cristal y casi caída , era la responsable de la luz que por estos lares repartía, entre aquella luz lúgubre y sin brillo se dejaba ver unos muebles no muy antiguos pero sucios por la dejadez ,en la encimera aún estaba el casillo con el que se había calentado agua no hacia mucho, el azucarero estaba en la mesa que había situada en una esquina de la cocina y la cucharilla , con signos de haber sido usada, rondando el plato donde reposaba una taza de tila y a su vera, sentada, una mujer con sus prendas echas jirones, destrozadas y maltratadas como su vida , con la cara marcada por los golpes recibidos e intentando que aquél brebaje que se había preparado le tranquilizara, le diera una paz que hacia un momento, la misma persona que un día le juro ante un altar y un señor representante de no se que estamento que une para lo bueno y lo malo , no se si lo malo se refiere a esto, amor eterno y que en sus brazos la levanto para pasar por la misma puerta que esta luz apenas dejaba ver ,o quizás nadie quería verla ya , aquellas manos que un día la hicieron estremecer , estas manos que caricias tras caricias la hicieron gozar , estas manos que fue la que tantas veces le ayudaron a caminar , ahora eran las mismas que la utilizaba como un saco o un sparing para el poder desahogar a golpes las frustraciones , el vacío y la demencia de un hombre que las leyes eclesiástica, jurídica, etc. etc…… le llama marido. Esta mujer esperando que aquella taza de agua hirviendo con unas yerbas le dieran la fuerza suficiente para poder tomar una decisión que no sabia a donde la podían conducir.

Fuera de esta cocina, el silencio lo rompía los ronquidos de la persona, que con la misma fuerza que había desatado momentos antes la peor de la humillaciones ,con la misma virulencia que había golpeado a aquella persona , a la que seguro después le pidió perdón , como si el perdón fuera cosas de palabras que se piden y se dan, roncaba placidamente, a pierna suelta , con la tranquilidad y el gozo del deber cumplido. Al lado en la habitación contigua, llenas de juguetes propios de un niño de tres años , dormía ajeno a toda esta situación , el fruto de una de tantas noches de pasión vividas y posiblemente uno de los motivos por lo que aquella mujer aguantaba situaciones de vejación continua.

La luz de la ventana se mantuvo toda la noche , en espera de la fuerza suficiente para tomar la decisión que llevaba mucho tiempo dándole vueltas a la cabeza , no , no me golpearía más.